“La creatividad es un proceso humano, no necesariamente lineal, mediante el cual se tiene como resultado un producto novedoso y de utilidad para el individuo, grupo o colectivo” (Paz, 1.998)
Es de hacer notar en este concepto la noción de proceso y producto, pero también la forma cómo se llega a obtener ese producto. Incluye además la utilidad que puede tener el producto creado, y eso viene determinado por el beneficio que tal acción trae. Los caminos de la creatividad con frecuencia no van en línea recta, sino que hay una serie de atajos y senderos que otros no han seguido, porque como decía Einstein: quienes siguen los caminos que otros han trazado, sólo llegará a donde ellos ya han llegado.
El concepto de creatividad está asociado al de creación, aunque la real academia describe “crear “como: el arte de sacar o hacer algo de la nada (Santillana, 1999); es evidente que esto nos remitiría a una parálisis existencial de grandes proporciones y negaría los grandes avances que ha tenido el hombre desde sus orígenes. Sería más interesante y pertinente vincular la creatividad a la “innovación útil” (Marín, 1.998), ya que el mismo concepto permitiría relacionar el acto creativo con la aparición de algo nuevo, y además, de beneficio para la sociedad, grupo o individuos.
Ahora bien, si definimos “valor” como la capacidad que tiene un bien o servicio de satisfacer una necesidad, encontramos una extraordinaria relación entre este concepto y el de innovación útil expresado por Marín en 1.998, que a mi entender nos proporciona una base sustentable para realizar mediciones de la innovación que nos permitan gestionar, los procesos de innovación desde una óptica financiera y de negocio. Si deseas profundizar más acerca de nuestro enfoque contáctanos a través de http://